Querida hija, deseo decirte que te amo, que siempre estás y estarás en mi corazón, que tus risas son mis risas, pues tu alegría llena mi alma de gozo, que tus lágrimas bañan mis ojos de lágrimas que, aunque tú no las veas están allí porque tu tristeza es mía también, que siempre que me busques me encontrarás, para alegrarme por ti, para entristecerme por ti, para darte mi abrazo, para darte mi hombro, o solo para que me sientas contigo.
Quiero darte, además, algunos principios que ayudaran a que tu vida sea más placentera, más íntegra y más verdadera.
No debe importarte lo que los demás piensen de ti, sino lo que tú pienses de ti misma. Esto te ayudará a entender que debes ser tú misma, como eres, sin crearte una imagen para los otros, porque eres única, irrepetible.
La persona más importante, la de más valor para ti, eres tú misma. Cuando te enamores, o tengas hijos, entenderás que este principio se puede cambiar, y comprenderás qué quiero decirte hoy.
La solución a tus problemas está dentro de ti, y tú debes tener la fuerza y el deseo de cambiar aquello que te disguste, para lograr hacerlo. Para que alguien de afuera pueda ayudarte debes comenzar por ayudarte a ti misma.
Disfruta de tus aciertos, y aprende y acepta tus fracasos. Eres un ser humano con todo lo maravilloso y lo especial que ello representa, lo cual no significa que debas ser perfecta.
Dedica momentos del día para mimarte, para cuidarte, para atenderte, para regalarte a ti misma. La vida no comienza fuera de ti, sino que está en ti.
Debes ser absolutamente sincera contigo misma. Debes descubrir tu propia verdad, sin ocultarte nada, sin mentiras que te faciliten poner en cabeza de otros tus propios problemas.
No olvides que cuando tú estás mal contigo, hay muchas personas que están peor que ti, pero cuando tú estás bien con tú misma, el Universo está en armonía contigo.
Crea tus propios sueños, y cree en ellos. Llévalos adelante, sin miedos, pues esos sueños son tuyos, y nada hará que no puedas cumplirlos si estás convencida de ello.
No olvides que con solo pensar en mí, yo estaré a tu lado, aun cuando ya no lo esté físicamente, para ayudarte, para cuidarte, para que mi voz sea una caricia de amor en tu interior.
Pero por sobre todas las cosas, quiero decirte que seas feliz, que tienes derecho a serlo. El mundo no parará su girar cuando tú ya no estés, pero mi corazón sí dejará de latir si no estás.
