Pellizco el derecho natural de ser feliz
como todos
agarrada a la existencia.
Y los cuerpos que dejaron tirados
nos siguen como sombras.
Fuimos con él para la cárcel, nosotros
los millones que soñamos la igualdad
apoyada en la verdad de diferencias.
Guardamos una parte del sueño,
la otra nos sigue doliendo.
No sé donde meter las sobras
de tanta injusticia planeada
y el dolor de las imágenes que arden
tiene autores y nombres que se esconden.
Un país que se duerme en la vereda.
¿Dónde escondo las mitades de los sueños
que se juntan, de millones con los míos?
En vez de protegerlos de los buitres
gritemos nuestros sueños desajustados
¡para que crezcan y se escapen por las rejas!