NUECES y AVELLANAS
Como una ardilla me rebusco entre mis cosas
agregándome una especie de escalera
para subir imaginando.
Soy un bicho enclausurado sin reclamo
cuando sabe que el invierno es abusivo
y se tiene que quedar en su agujero.
Pero sé que soy tan solo una más
de los tantos que aguantamos el impacto.
Se nos hizo lo sombrío.
Agarramos nuestras cuerdas invisibles
donde todos nos miramos en silencio
y las caras por mitades son las nuestras.
El cansancio se me hace tan constante
que despierto y me pregunto , a medirme:
¿me pudrí o aún me aguanto un tanto más?
Y de nuevo soy la ardilla que se afana
en la búsqueda por nueces y avellanas.
Reinventando para abrir unas ventanas.
Unas nueces y avellanas comestibles
pero no para el estómago y el hambre:
para el sueño de vivir, que no se acaba...
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