Una parte de mí se resiente si pienso en quienes nada tienen. Para vivir feliz, nada mejor que no pensar en muchas cosas. No pensar en la desgracia de los que sufren, en el dolor, en la falta de las cosas materiales.
Es muy incómodo, cuando uno abre la canilla, pensar en los que no tienen agua corriente.
Pensar en aquellos que viven al margen de lo mínimo básico para llevar una vida decente y saludable, pensar en los que no tienen lo mínimo ni lo básico, pensar en eso: para qué?
Lo qué se resuelve pensando en esas cosas?
La otra parte de mí, la que no se resiente, me pregunta : que haces por aquí, sentada, viendo un programa idiota de televisión donde el modelo ideal de las personas cumple padrones que ultrapasan en mucho lo que materialmente es necesario para vivir bien? En estos programas sufrir es tener que trabajar en profesiones que no traen “status”, que nadie valora, aunque siempre sean esenciales para que el mundo camine.
Estos programas nos hacen sentir una ansiedad relacionada a cosas materiales; que nos hacen pensar que cuánto más se posee, más se es...en verdad nada tenen de "idiotas". En estos programas, la asociación con la belleza tiene siempre que ver con subir en la vida material, con acceso a lo que cuesta muy caro, y todo acaba viniendo fácilmente para los que "son buenos".
Esa parte de mí que no se resiente por pensar en cosas incómodas, me cuenta que sufrir es no tener lo que darle de comer a los hijos, es vivir en lugares donde hay que caminar centenas de quilómetros para ir a la escuela, a veces con la barriga vacía. Es no tener un lugar seguro para dormir, o que el pié de un muchacho tenga una herida infectada de tanto caminar con un zapato roto, porque no hay forma de tener otro zapato. Sufrir es ver el final de su madre en un hospital precisando de oxígeno, y tener que regulárselo porque cuando ella se muera, no habrá dinero para pagarlo.
Es exageración? Son hechos reales. Actuales. Son hechos que ultrapasan en su mayoría las fronteras y los moldes gubernamentales, superan las formas de gobierno y los partidos políticos, los sistemas (y hombres) enfermos que hacen las sociedades.
Y superan lo que podemos hacer casi todas las veces individualmente, aisladamente.
Y entonces me doy cuenta de que se acabaron las partes de mí con las cuales puedo contar : una se resiente, la otra me pega.
Escribir es un recurso para mirar al sufrimiento de cerca. Puede ser un instrumento para muchas cosas, pero en mi caso es, principalmente, para juntar las dos partes mías en algo menos miserable. En alguien que surge cuando nos levantamos del sofá y dejamos la televisión con sus moldes desinfectados y nos preguntamos cuál es el significado de la vida, cuál es el motivo que hace que el ser humano no piense solo en él, y vea a su alrededor. Porque los motivos egoístas, los que nos hacen creer que solo nosotros somos importantes, y que lo principal es garantizar nuestro propio placer y comodidad, esos motivos ya los conocemos y todos, en algún momento, los reverenciamos.
Pero lo que quiere saber este tercer pedazo de mí es como hacer para que la comodidad no supere la consciencia. Es saber en que momento mataron este tercer yo en tantos de nosotros y nos hicieron creer que es posible anular la consciencia y estar satisfecho por el resto de la vida…