PASIÓN
Mi corazón muscular es un nido
donde recuesto escenas indomables
y además, claro: sueño.
Penas son algunos pedazos
de vidrio carcomido que quedan
imposible vivir sin que se caigan
y se rompan cosas bellas.
Recostadas en la pantalla de memoria
las fotos que se niegan a esfumarse
como paradas en el tiempo bostezan
y a veces hacen al pecho temblar.
Pero el músculo cardiaco es un compás
un metrónomo que rige las arterias
y tiñe todas las cosas de rojo
con su calor emocional de reservas.
Ultrapasa el cuerpo con su niebla
y se enciende en los ojos de quien sea
desde adentro se enamora por afuera
y nos lleva sin remedio hacia la hoguera.