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Contos-->Estación Lobo Azul (En Español ) -- 24/05/2003 - 13:11 (Lenine de Carvalho) Siga o Autor Destaque este autor Envie Outros Textos



>
> >
> > ..ESTACIÓN LOBO AZUL....( En Español..)
> > Autor: Lenine de Carvalho
> >
> >
> > Estación Lobo Azul
> >
> >
> > Para todo aquellos
> > que solitarios,
> > a través de noches de insomnio,
> > se inclinan sobre sus aparatos
> > buscando un contacto,
> > procurando,
> > en alguna parte del mundo,
> > una palabra, una conversación,
> > un acto de amor,
> > les dedico este libro.
> >
> >
> > Agosto 1986
> >
> > Amiga Eunice:
> >
> > No sé si llegarás a recibir esta carta, pues hace mas de un año y medio
> > que estoy escribiéndola y como siempre mi inmensa pereza me impide
> > hacerlo.
> > Bien, ya la comencé, ahora son las 23 horas y 45 minutos del día 25 de
> > junio de 1984, en mi pequeño cuarto solitario, en la ciudad de Rancharía,
> > Estado de Sao Paulo.
> > En caso de que termine algún día este escrito, te lo enviaré, no sé si
> > tendrás la disposición o paciencia para leerlo hasta el fin.
> > En caso de que la lectura te incomode, no la continúes, por favor.
> > ¿Ahora, por donde comienzo?
> > ¡Ah! ¡Sí! Por una tarde en que un alumno me invitaba a ir a su casa, pues
> > él había comprado un equipo de radio transmisor y receptor y como yo hablo
> > ingles, quería intentar a través de mi algunos contactos con países de
> > habla inglesa.
> > Curioso, fui.
> > Era una pequeña cajita negra, poco mayor que un grabador de casettes
> > común, con varios botones, un dial selector y un micrófono.
> > Bueno, un amigo me mostró el funcionamiento, que era bien simple. Poseía
> > 40 canales, cuyos números aparecían en dígitos rojos sobre un panel
> > cuadrado iluminado.
> > En cada canal, había dos o más personas conversando, sobre los más
> > diversos temas, y apretando un botón en el micrófono, se podía también
> > hablar con ellas.
> > El radio llamado en Brasil de P.X , estaba conectado con un cable
> > coaxial a una antena de 3 elementos a 12 metros de altura.
> > Se podía tener contacto con otros PXs que estuvieran hasta a 30 kms. de
> > distancia, pero no se podía entrar en contacto con quien estuviese a mas
> > de 30 kms. y a menos de 1000 Km., pues las ondas de 11 ms del PX, por
> > cuestión de reflexión no alcanzaban ese circulo, entretanto de 1000 kms.
> > para el frente, cubrían el resto del planeta.
> > Había una infinidad de códigos internacionales que podían ser usados, mas,
> > en una conversación común, apenas unos pocos eran usados.
> > Apuntando la antena hacia el Nor-Nordeste, se podía contactar con los
> > estados del nordeste del Brasil, con las Islas Canarias y con toda Europa.
> > Era fascinante escuchar a personas que estaban a varios miles de
> > kilómetros de distancia y poder también conversar con ellas, preguntar que
> > hacían, que les gustaba, como eran los lugares donde vivían, sus hobbies y
> > así sucesivamente.
> > Como no podía dejar de ser, me entusiasmé con el PX.
> > Pensé en comprarme uno, pero mi mísero salario de profesor hacia eso muy
> > difícil, aunque no era muy caro, opté por esperar que apareciera alguien
> > que me lo vendiera con facilidades. Al final, lo compré con algunas
> > dificultades.
> > Una nueva era se inició.
> > El PX puede ser instalado en la casa, siendo una estación fija, o puede
> > ser instalado en el carro, en un cajón de quita y pon, siendo entonces una
> > estación móvil, y es bastante fácil y simple legalizarla.
> > Pues bien, durante mi vida, terminé entre otras cosas aprendiendo algunos
> > idiomas, de manera bastante curiosa, no es algo tradicional que me seria
> > largo explicar.
> > Un PX instalado constituye una estación y como tal, debe ser bautizada con
> > algún nombre, para facilitar la comunicación y el reconocimiento.
> > Bauticé la mía con el nombre de:
> > Estación Lobo Azul
> > . Y los contactos se multiplicaron.
> > Pasé días y noches conversando por el PX.
> > Ayudé a localizar a personas desaparecidas, transmití mensajes de
> > emergencias, noticias alegres y tristes, nacimientos, fallecimientos,
> > accidentes, hice llegar mensajes al corazón del Amazonas, crucé mensajes
> > por toda Italia, en ocasión del terremoto de Nápoles y mil cosas más.
> > Sobretodo, hice grandes amigos en casi todos los países del mundo, recibí
> > cartas, periódicos, revistas, libros y tarjetas postales de innumerables
> > países.
> > Raro era el día en el cual no recibía correspondencia de 3 o 4 países al
> > mismo tiempo.
> > Entonces, a las 2 de la madrugada de un día de enero de 1982 inicié lo que
> > vendría a ser una gran aventura.
> > Estaba desvelado y sin disposición para leer o escribir.
> > ¿Existe el destino? ¿O es acaso la casualidad?
> > La antena del PX estaba apuntando al sur.
> > Casi inmediatamente, oí una voz fuerte y clara en español que decía:
> > - ¡Atención frecuencia! ¡Atención frecuencia! Por acá estación Cobra Uno,
> > Operador Néstor, de Mar del Plata, Argentina, que sin sueño y tomado de
> > inquietudes filosóficas e indignaciones políticas, busca alguien para
> > conversar, ¡Cambio! -
> > Apreté el micrófono y respondí en español.
> > - ¡Atención Néstor, Atención Néstor! Por acá Estación Lobo Azul, operador
> > Lenin, que también sin sueño, preso de divagaciones metafísicas,
> > frustraciones financieras y políticas, te desea buenas noches, muy
> > dispuesto a escucharte, adelante, ¡Cambio!.-
> > Así inicié mi primer contacto con Néstor.
> > Él estaba transmitiendo desde el interior de su vehículo, estacionado
> > frente a su casa de veraneo en Mar del Plata, en su ultimo día de
> > vacaciones.
> > Conversamos hasta las 6 y 30 de la mañana.
> > Hablando sobre literatura, filosofía, partidos políticos, democracias y
> > dictaduras, del arte de fotografiar, de cazas, pesquerías, sueños y no
> > recuerdo que cosas más.
> > Nos despedimos a las 6 y 30 ya que a las 7 y 30 debía dar clases de
> > Ingles. Néstor hizo un comentario burlón.
> > - ¡Lenin dando clases de Ingles! ¡Que barbaridad!.-
> > Nos gustó mucho conversar mutuamente, descubrimos tantas afinidades, que
> > quedamos en encontrarnos otro día, o mejor dicho, el mismo día por la
> > misma frecuencia.
> > Él me dijo que volvería para Buenos Aires donde residía, y debía
> > recomenzar a trabajar al día siguiente. Eran 400 kms. desde Mar del Plata,
> > por lo que estaría transmitiendo en la noche desde su casa, de su estación
> > fija.
> > Como mi horario de trabajo iba (y venia) desde las 7 y 30 de la mañana
> > hasta las 11 de la noche, quedamos en encontrarnos en el mismo canal a
> > partir de las 11 y 15.
> > Bien, aquella noche llegué a la casa muy cansado, pues no había dormido la
> > noche anterior, encendí el PX y esperé.
> > A las 11 y 30 estaba tomando café en la cocina cuando escuché la voz de
> > Néstor llamándome por la radio en mi cuarto-biblioteca, local de trabajo,
> > arsenal y deposito de cosas inútiles.
> > Me puse muy contento y reiniciamos la conversación interrumpida al nacer
> > el día.
> > El cansancio y el sueño desaparecieron.
> > Néstor tenía la misma edad que yo, 37 años.
> > Era profesor de la Universidad Federal de Buenos Aires, de la Cátedra de
> > Cirugía Dento-Maxilar, era el jefe del Departamento de Radiología de los 5
> > mayores hospitales de Buenos Aires, tenia una clínica odontológica
> > particular en el centro de la ciudad, donde la especialidad era grandes
> > cirugías, sin anestesia y sin dejar una sola gota de sangre del paciente.
> > ¿Cómo? Hipnotismo.
> > Pero Néstor todavía tenia otras preferencias.
> > Era ex campeón de lucha libre, con 2 metros de altura y 135 kilos de
> > músculos.
> > Yo era (y aun soy) apenas un profesor de Ingles, nivel III, mas era
> > también políglota por casualidad y por curiosidad, era ex luchador de
> > artes marciales, ex campeón de tiro con rifles, pistolas y revólveres, ex
> > poeta y ex hombre feliz.
> > Ex demás..
> > Y así, todas las noches a partir de las 11 y 30 nos encontrábamos en aquel
> > mismo canal y seguíamos conversando noche adentro.
> > Al día siguiente estábamos casi inútiles para el trabajo.
> > Con el pasar del tiempo, otras estaciones fueron haciéndose presentes y
> > participando en la conversación.
> > Eran casi todas de Buenos Aires, algunas cercanas en distancia a la casa
> > de Néstor, y no se conocían personalmente.
> > Así, aparecieron Luis, estación Escorpión, Graciela, su esposa, estación
> > Cruz del Sur, Mario, estación Curuya, Marta, estación Venus, Milton, su
> > esposo, estación Ala, Carlos, estación Tiburón, Juan Carlos, Mito,
> > Ernesto, Daniel, y tantos otros.
> > Y así formamos un grupo, que resolvimos llamar Ronda Internacional de la
> > Amistad operando en frecuencia 27.675.
> > Todas las noches, al volver del colegio y encender el PX, encontraba
> > varios de ellos que estaban a veces conversando por horas. Y ellos
> > estaban siempre esperando por mí.
> > Una amistad muy fuerte y bonita creció entre nosotros.
> > Cada noche hablábamos sobre un tema diferente, y escogíamos un tema para
> > la noche siguiente. Todos participaban y cada uno daba su contribución a
> > los demás, en conocimientos, experiencias, etc.
> > Así una noche hablábamos sobre OVNIS, otra sobre Parapsicología, otra
> > sobre Literatura, otra sobre Historia Universal, Filosofía, Política
> > Internacional, Mecánica, Cine, experiencias personales o trabajo
> > particular de cada uno, etc.
> > ¡Pasamos a considerarnos como una familia!.
> > En esa época ya habíamos intercambiado innumerables cartas y fotos
> > personales, de la casa, del perro, de la familia, de la ciudad, del carro,
> > etc.
> > Un caso aparte, fue Mario, estación Curuya.
> > Tenia una cultura asombrosa, y era capaz de hablar con desenvoltura y
> > profundamente sobre todos los asuntos imaginables, principalmente
> > filosóficos.
> > Una noche, dos integrantes de Ronda le preguntaron al final, en que
> > trabajaba.
> > ¡Asombro general!.
> > Mario era simplemente un operador de maquinas de proyección de dos de los
> > más grandes cines de Buenos Aires.
> > Era en fin, el sujeto que pasaba las películas. Mas, era también el
> > presidente de su sindicato, con un largo pasado en la dirección de
> > huelgas, varias idas a la prisión y otras tantas palizas dadas por la
> > policía.
> > Según él, su cultura se debía principalmente al hecho de asistir
> > obligatoriamente a por lo menos 3 buenas películas por semana, durante los
> > últimos 25 años.
> > Y nuestros encuentros y conversaciones seguían ocurriendo todas las
> > noches, casi las noches enteras, ya no podíamos vivir sin esto.
> > De Brasil, lo que más les interesaba saber era sobre el Amazona, Mato
> > Grosso, pantanal, los indios, la selva, los bichos, peces y flores.
> > También tenia especial interés por la macumba, umbanda, espiritismo, los
> > centros de estudios psíquicos y cosas de ese tipo.
> > Hace muchos años atrás, el salario de un profesor de secundaria era
> > bastante bueno, Eunice.
> > Antes que la dictadura militar nacional comenzara el proceso de violenta
> > compresión salarial, que infelizmente continua en feroz vigor, un profesor
> > de secundaria ganaba lo mismo que un juez de Derecho.
> > En esa época yo podía y hacia muchas cosas que me gustaban, como eran:
> > viajar, acampar, pescar, practicar tiro, comprar armas y municiones,
> > libros, cintas, discos y fotografiar todo lo que encontraba bonito.
> > Así es que yo acampé en las márgenes de casi todos los ríos de Mato Grosso
> > norte y sur, Rondonia, Acre.
> > Tuve contacto con indios, algunos culturizados, otros no tanto, y siempre
> > tuve mucha pena por ellos, por estar predestinados a desaparecer,
> > asesinados implacablemente por nuestra civilización cristiana
> > occidental, con una inimaginable perdida de sus preciosísimas culturas y
> > civilizaciones.
> > Estaba por lo tanto yo capacitado para proporcionar a los amigos
> > argentinos un sin numero de informaciones sobre las selvas brasileñas.
> > Eran casi verdaderas conferencias que nos hacíamos los unos a los otros
> > todas las noches.
> > Recuerdo una noche, en que les describía lo que es el nordeste brasilero,
> > la sequedad, los problemas sociales, los latifundios, y muy emocionado
> > acabé declamando para ellos, en español, una traducción inmediata e
> > imperfecta, de comienzo a fin, una pieza de Joao Cabral de Mello Neto:
> > Muerte y vida Severina . Hubo lagrimas por todos lados.
> > En fin, estaban todos tan emocionados que no conseguían hacer comentarios
> > sobre lo que habían oído.. Y Mario había grabado todo.
> > Otras estaciones fueron haciéndose presentes e incorporándose a Ronda ..
> > En español, declamé sus poemas, mi querida prima Eunice, declamaron poemas
> > míos, traduje y envíe a ellos cintas K7 con músicas brasileras,
> > principalmente Geraldo Vandré. Entonces una noche de junio, Néstor me
> > dijo:
> > - Lenin, ya hace tanto tiempo que conversamos todas las noches que yo y
> > los otros te conocemos tanto, por tus ideas, por tu amistad, por lo
> > inmenso que nos gusta tu forma de ser, que es preciso conocernos
> > personalmente, estrechar tu mano, abrazarte, y pasar unos días contigo.
> > ¡Voy a Rancharia a conocerte hermano! Tus vacaciones son el próximo mes,
> > trataré de conseguir las mías también en esa fecha.
> > Le dije a Néstor que seria una alegría inmensa, que mi humilde casa estaba
> > a su disposición, mas en el fondo dudé que viniese.
> > Pero vino. Vinieron.
> > Néstor, Carlos y Mario.
> > Se turnaron al volante del Ford Falcón de Néstor por más de 2.500
> > kilómetros.
> > En cuanto estuvieron a mas de 1000 kms. de Rancharia, mantuvimos contacto
> > todo el tiempo por la radio, y cuando estuvieron a menos de 1000 kms, el
> > contactó continuó a través de una estación brasilera que hablaba español y
> > estaba en Tucuruí, en Pará.
> > Fui a esperarlos a 30 kms. de Rancharia, en un cruce.
> > ¡La emoción era muy grande!
> > Llegaron a las 10hs de noche.
> > Vi el Falcón, le hice señales con las luces.
> > Respondieron.
> > El Falcón estacionó.
> > - ¡Lenin!.-
> > - ¡Néstor!.-
> > Era impresionante el tamaño y la anchura de él.
> > Corrimos uno hacia el otro.
> > Extendí la mano, que fue ignorada.
> > En lugar de eso, recibí un abrazo que expulsó hasta el ultimo átomo de
> > aire de mis pulmones.
> > Con mi 1,70 de estatura y 70 kilos de peso, prácticamente desaparecí entre
> > sus brazos.
> > Me levantó del suelo como si fuera una pluma, me besó las mejillas y sentí
> > sus lagrimas bajar por mi rostro.
> > - ¡Que alegría Lenin! ¡Que emoción hermano!.-
> > Mario y Carlos también me abrazaron y besaron.
> > Fueron momentos muy intensos.
> > Pasaron 5 días en mi casa. Apenas 5.
> > Gente maravillosa, simple, sin perjuicios.
> > No conocían Brasil y viajaron 2500 kilómetros desde Buenos Aires, para
> > pasar solamente 5 días en una pequeña ciudad llamada Rancharia, con menos
> > de 15000 habitantes, sin ninguna atracción turística, sin nada interesante
> > para ver, todo a eso a causa de una pequeña caja negra, mágica, un
> > instrumento de hacer amistades, llamado PX.
> > ¡Fueron 5 días inolvidables!
> > Todo para ellos era nuevo.
> > Se asombraron por encontrar en mi casa, debidamente registradas y
> > legalizadas, una pistola automática marca MAB, de fabricación francesa,
> > modelo militar, calibre 7,65 mm, un rifle 22, una carabina 44, otra 32-20,
> > y una escopeta Boito, calibre 24.
> > Me explicaron que en Argentina le es muy difícil a un civil conseguir un
> > porte legal de un arma, que el único calibre permitido es el 22, y solo
> > puede tenerse dentro de la casa.
> > Les dije que cuando el salario de un profesor era digno, llegué a tener 16
> > armas guindadas en la pared, y municiones suficientes para iniciar una
> > revolución.
> > Había muy pocas cosas para mostrarles en Rancharia, un mal cuidado
> > balneario municipal, la escuela donde trabajo, un pequeño cine, mas nada.
> > Una noche, los llevé a la casa de mi amigo Walter, Profesor de Biología,
> > culto, sensible, excelente persona, para escuchar varios discos de buena
> > música brasilera.
> > Estaban allá varios alumnos nuestros, y los amigos argentinos se
> > asombraron con la amistad, intimidad y camaradería con que nos tratábamos,
> > profesores y alumnos.
> > Estaban todos sentados en el piso, oyendo canciones, que yo fui
> > traduciendo para ellos, bebiendo cervezas, debatiendo mil asuntos
> > diferentes, los alumnos preguntándoles sobre Argentina, y uno de los
> > alumnos tenia el brazo colocado sobre los hombros de Walter, cuando Mario
> > dijo que ese gesto seria inadmisible en Argentina, que había una distancia
> > personal enorme, entre profesores y alumnos, un formalismo muy rígido, y
> > que había encontrado muy bien el que en Brasil no existiera.
> > - Con una juventud de esos kilates, ¿Cómo es posible que ustedes no
> > hallan transformado aun este país?.-
> > Yo le respondí con un trozo de una canción uruguaya:
> >
> > Papel contra balas
> > No puede servir,
> > Canción desarmada
> > No enfrenta un fusil.
> >
> > Néstor y Carlos se fueron a dormir a medianoche y se levantaron a las
> > ocho de la mañana.
> > Mario estuvo hablando conmigo hasta las 6 de la mañana y se despertó a las
> > 2 de la tarde.
> >
> > Los cinco días pasaron muy de prisa y una mañana llegó la hora de la
> > despedida.
> > Tenían que volver, tenían compromisos serios que no podían abandonar.
> > Habían venido solo para conocerme.
> > ¿No es increíble?
> > Dejaron un vacío muy grande, un anhelo doloroso que comenzó en la propia
> > hora de la partida.
> > Renovaron los pedidos, invitaciones y exigencias para que fuese a Buenos
> > Aires en enero, en mis próximas vacaciones, a pasar unos días con ellos.
> > Ganas no me faltaban, pero nunca había salido de Brasil, la situación
> > económica de un profesor era (y es) muy triste.
> > Los contactos nocturnos con la Ronda continuaron, Néstor fue electo
> > presidente del grupo, Luis vicepresidente, las cosas estaban muy bien
> > organizadas y todo los domingos, los integrantes de la Ronda se reunían en
> > casa de uno de ellos para un asado en las tardes.
> > Los meses fueron pasando, y las exigencias para que fuera fueron
> > aumentando.
> > Llegó enero. Vacaciones. Anhelos de Río de la Muerte en Mato Grosso, del
> > valle de Guaporé en Rondonia, del verde y rico Río Abuna, que va de
> > Bolivia y desagua en Madeira.
> > ¿Cuándo volvería a ver lugares tan queridos?
> > Entonces di por anhelar Buenos Aires, donde nunca había ido.
> > Y de ese deseo nació un poema en español.
> >
> >
> > BUENOS AIRES ( Premonición Primera...)
> >
> >
> > Buenos Aires,
> > paseo por tus calles
> > que nunca vi,
> > mi transitoria persona,
> > mezcla de interrogación y angustia,
> > en la interminable busca
> > de las respuestas
> > para la soledad...
> > Buenos Aires que no conozco,
> > hablo contigo
> > en este idioma que no es el mío,
> > mas que siempre estuvo enclavado
> > en mi alma,
> > como una otra alma!...
> > Buenos Aires,
> > quisiera contarte de todos estos gritos,
> > que explotan silenciosos
> > en la cabecera dormida
> > del amanecer trágico...
> > Buenos Aires...
> > Necesito reencontrar todos mis sueños,
> > hasta el mismo aquel,
> > el más pequeño,
> > que se quedó olvidado
> > entre las primeras palabras
> > de mi lejana niñez!...
> > Ah! Buenos Aires!
> > Tu y yo hablaríamos
> > con todos mis sueños,
> > y cantaríamos de rueda
> > como niños felices,
> > mientras no se vengan las sombras...
> > Buenos Aires,
> > sé que tu me esperas,
> > desde siempre,
> > con la paciencia infinita
> > de los que están seguros de algo,
> > y yo sé que iré...
> > Cuando pueda sacar de la vida,
> > una pequeña parte,
> > de lo que me debe!...
> >
> > Leí para ellos, a través del radio, este humilde poema, Mario lo grabó,
> > dijo que intentaría publicarlo en una revista literaria donde tenía unos
> > cuantos amigos.
> > Néstor se mostró conmovido y de repente enfureció.
> > - Lenin, definitivamente ahora tienes que venir para acá, no hagas que
> > vaya a Rancharia y te traiga a la fuerza para Buenos Aires.-
> > - Al final, ¿Por qué no vienes?.-
> > - Néstor, mi amigo, mi dinero solo alcanzaría para la gasolina del carro,
> > mas nada.-
> > - Perfecto, entonces vente, acá nosotros no dejaremos que gastes un solo
> > peso.-
> > - No gastarás nada acá, te lo prometo.-
> > - La verdad es que estamos peleándonos acá ya, porque todos queremos
> > hospedarte y disfrutar de tu compañía, pero si no te quedas en mi casa, te
> > tuerzo el cuello.-
> > - ¡Lenin hermano, solo nos falta implorarte para que vengas!.-
> > - Néstor, yo voy.-
> > - ¡Viva!.-
> > Hice una revisión completa en mi viejo Variant año 74, que ya tenia mas de
> > 80 mil kms. rodados.
> > Por precaución, resolví llevar de repuesto, un platino, condensador,
> > bobina, juego de cables, una guaya del acelerador y otra del embrague.
> > Néstor me envió un mapa vial argentino, con todo el camino trazado en
> > tinta roja, desde Iguazú hasta Buenos Aires.
> > Fijé salir el 25 de enero de 1983 a las 6 de la mañana.
> > Pero acontece que por la emoción del viaje no conseguí dormir, y es así
> > que salgo a las 3 y 25 de la tarde.
> > Dos horas mas tardes, estoy en Iguazú.
> > Ahora, una pequeña descripción de mi fisonomía: rostro bien afeitado,
> > cabello cortado muy corto, siempre serio, ya que como profesor no tengo
> > muchos motivos para andar sonriente, en la cabeza una boina, azul claro,
> > tipo quepe militar pico de pato, con una águila metálica en el frente,
> > pues esa boina yo la uso también para cazar y pescar, así como para
> > conducir en largos viajes, lentes oscuros tipo Ray-Ban completan mi
> > figura.
> > Costumbres brasileñas.
> > Digo que voy a pasar para Argentina en carro y pregunto los tramites.
> > El sujeto del otro lado de la garita, me pregunta si soy militar.
> > - No, soy profesor. ¿Por qué?.-
> > -Por nada. Es que tiene tipo de militar.-
> > No me gustó.
> > Como iba para Buenos Aires, solo, manejando todo el tiempo, Néstor creyó
> > conveniente que me desviase un poco de la ruta, y pasara por la ciudad de
> > Corrientes, y durmiese una noche en casa de unos familiares suyos, que me
> > estaban esperando, prosiguiendo el viaje al día siguiente.
> > En eso se acerca a la garita, un muchacho trigueño, delgado, pequeño, y
> > habla con el funcionario brasilero.
> > Iba también para Corrientes, pues su carro una Brasilia Volswagen había
> > roto la bomba de aceite del motor, y se había visto obligado a regresar a
> > Brasil para comprar las piezas y reparar el carro. Era chileno, vivía en
> > Brasil e iba para Chile de paseo, para ver unos familiares.
> > Comencé a hablar con él en español.
> > Le pregunté en que se iba hasta Corrientes.
> > - Pues, en ómnibus. Lo tomo del otro lado, en Puerto Iguazú, viajo toda
> > la noche, y el otro día entero, porque el ómnibus va parando en todos los
> > lugares, y debo llegar mañana en la noche. ¿Por qué?.-
> > - Bien, es que también voy para Corrientes, ando solo, no conozco el
> > camino y te ofrezco un empujón.-
> > Me mira con ojos asombrados, llenos de miedo.
> > - Es que ando acompañado de dos amigos, también chilenos, ¿Nos ofreces el
> > empujón a los tres hasta Corrientes?.-
> > - ¡Sí claro!, estoy solo en el carro, así vamos conversando y me muestran
> > el camino.-
> > - Mi nombre es Ramón.- aprieta mi mano- estos son mis amigos Abraham y
> > Eduardo. Ha sido una suerte y nos alegra conocerlo.-
> > Y la barca nos llevó hasta el otro lado del río.
> > Pisé, por primera vez suelo argentino. Por primera vez dejaba mi país.
> > Conversaba animadamente con los nuevos amigos chilenos que se llenaron de
> > asombro al verme conversar con Néstor, desde mi carro, encima de la barca,
> > a través del radio.
> > Costumbres argentinas.
> > En fila india, los chilenos delante de mí, continuamos conversando, los
> > chilenos son tratados ásperamente por los funcionarios argentinos, uno de
> > ellos, un tipo rubio, ojos azules y arrogancia nazi, dijo que los
> > documentos de Ramón no estaban en orden.
> > Este, muy humilde y educado explicó que apenas dos días atrás había pasado
> > por allí, había ido a comprar una pieza para el carro que estaba
> > accidentado en Corrientes, podía mostrarle la pieza si lo quisiera.
> > El rubio le gritó que los documentos no estaban en orden y que no podría
> > entrar a Argentina.
> > Los otros dos chilenos estaban visiblemente nerviosos, y yo lleno de
> > indignación.
> > En eso llega mi turno de ser atendido.
> > Del otro lado, un tipo bajo, fuerte, rechoncho, moreno oscuro, ojos
> > pequeños y cara de indio, que me había visto hablando con los chilenos me
> > grita.
> > - Cedula chilena.-
> > Lo miro asustado y le respondo.
> > - No tengo.-
> > Eso lo enfurece, da un golpe y dice.
> > - ¿Cómo que no tiene? ¿Esta pensando que estoy aquí para jugar?.-
> > Me quito los lentes oscuros, lo miro a los ojos fijamente y le digo.
> > - No tengo cedula chilena porque soy brasileño. Aquí esta mi identidad
> > brasileña.
> > Continuo mirándole a los ojos, él me encara desconfiado y en un tono de
> > voz más ameno, me pregunta.
> > - ¿El señor es militar?.-
> > - No, soy profesor.-
> > - ¡Ah! Profesor de la escuela militar.-
> > - No, soy profesor de la escuela civil, profesor de Ingles, no tengo nada
> > que ver con los militares, ni de aquí ni de allá.-
> > Examina mis documentos y los del automóvil, hace varias anotaciones y me
> > da una visa de permanencia por 30 días en Argentina.
> > Estoy preocupado por los amigos chilenos.
> > Estos mas adelante, conversan con el rubio arrogante. Me aproximo, me
> > coloco los Ray-Ban ajusto el quepo.
> > Pregunto a Ramón cual es el problema. Él me dice que le falta una
> > estampilla en uno de sus documentos y que por lo tanto tendrá que cumplir
> > un requisito, pagar un impuesto y esperar hasta el otro día, por lo tanto
> > no va a poder seguir viajando conmigo ni él ni sus amigos. Tomado por
> > alguna súbita inspiración enfrento al rubio y le pregunto rápidamente.
> > - ¿Wie heissen sie? (¿Cómo se llama?)
> > - ¿Was, Mein herr? ( ¿Es conmigo señor?).-
> > Él con una profunda sorpresa estampada en el rostro, me mira desconfiado,
> > toma a Ramón por el brazo y desaparece con él, hacia dentro de un cuarto.
> > Los chilenos y yo nos miramos unos a otros en silencio.
> > En unos instantes reaparece Ramón, con los papeles en la mano, y
> > agradeciéndole al sujeto. Dice que ya está todo bien y podemos seguir.
> > Afuera nos dice que pagó un millón de pesos (10 cruzados) al rubio, y él
> > mismo colocó la estampilla.
> > - Ladrones.- gruñe Abraham
> > Entonces, me miran intrigados y me preguntan que le había dicho al sujeto.
> > Les cuento. Ellos quedan aun más intrigados. Y yo también.
> > El tanque del Variant está casi vacío. Me detengo en el primer puesto de
> > abastecimiento de gasolina.
> > Ramón insiste en pagar, aunque en la barca yo había podido cambiar un poco
> > de dinero brasilero por pesos argentinos. Le agradezco. Me dice que no le
> > agradezca, pues ellos son, los que deberían agradecerme por el empujón
> > desde Puerto Iguazú hasta Corrientes. Me río.
> > Ya descontrariados vamos conversando.
> > Abraham y Eduardo son compadres de Ramón. Viven en Sao Paulo, donde
> > trabajan. Tienen sus familias en Santiago, y desde hace cinco años no la
> > ven.
> > Pongo unas cintas en el reproductor del carro, unas cintas de música de
> > protesta chilena, hermosas, que había recibido tiempo atrás de un amigo PX
> > chileno, a través del correo.
> > Quedan encantados.
> > Eduardo exclama
> > - Cuando contemos en Chile, que recibimos un empujón de un brasilero que
> > habla español tan bien como nosotros, que nos coloca música chilena en el
> > carro para que vayamos oyéndola, y que es la primera vez que sale de
> > Brasil, nadie nos va a creer.-
> > Me cuentan de Chile, de la recesión económica, de la represión asesina, y
> > de amigos y conocidos, desaparecidos en manos de los agentes de la ley .
> > Es profundamente doloroso constatar que la extrema derecha se apodera de
> > todo el continente.
> > Mas, el viaje prosigue y veo todo con ojos de primera vez.
> > El viejo Variant se comporta heroicamente, manteniendo velocidades
> > constantes de 100 a 130 kms por hora. La gasolina Argentina, mucho mejor
> > que la nuestra, ayuda bastante.
> > Los tres van a pasar un mes en Chile, desde hace cinco años no ven a sus
> > familiares, y cuando hablan de eso se emocionan, principalmente porque los
> > parientes no saben que ellos van a llegar.
> > Se me ocurre algo.
> > Enciendo el PX. Voy girando el selector de canales, hay innumerables
> > estaciones por la frecuencia, hasta que sintonizo una estación de Santiago
> > de Chile conversando con La Paz, Bolivia.
> > Cuando hacen una pausa, pido una entrada.
> > De inmediato, la estación chilena me contesta, me saluda, presenta a la
> > estación boliviana y me cede la palabra.
> > Explico que estamos en trafico por el territorio argentino, un brasilero y
> > tres chilenos, en dirección a Corrientes, y después yo hacia Buenos Aires
> > y los otros a Santiago.
> > Pregunto si sería posible avisar a los familiares de los tres que estaban
> > en camino.
> > Explico a Ramón que basta con apretar el botón del micrófono para hablar y
> > cuando termine diga cambio , para que el otro sepa cuando va a poder
> > contestar.
> > Ramón, un tanto tímido, comienza a conversar con su compatriota, y en poco
> > tiempo ya habla con desenvoltura.
> > Pasa la dirección y el numero de teléfono de sus familiares y pide al PX
> > chileno, si puede avisar a sus padres por teléfono, que están en camino.
> > La estación chilena hace mas que eso.
> > Como todo PX, siente una gran satisfacción, en poder ser útil, en ayudar a
> > las personas.
> > Así, coloca el equipo en el carro, va hasta la casa de los padres de
> > Ramón, explica quien es el que viene, muestra como hablar por al radio, y
> > pone a Ramón en contacto directo son sus padres.
> > ¡Los tres chilenos quedan maravillados!
> > Ramón habla con sus padres, está emocionadísimo, llora.
> > Los otros dos también hablan.
> >
> > Estaciono el Variant al borde de la carretera, bajo un árbol, quiero
> > dejarlos cómodos, me bajo.
> > He manejado por mas de mil kilómetros.
> > Comienzan a dolerme los costados y los músculos del cuello y los hombros.
> > La verdad, me siento admirado por estar de verdad , en otro país,
> > hablando en otro idioma y realizando un viaje que mal comenzó.
> > ¡Hay realidades que asustan!.
> > Proseguimos.
> > Los tres están encantados con el PX, Ramón dice que va a comprar uno,
> > cuando regrese al Brasil.
> > Les cuento la historia de Ronda , el motivo de mi viaje para Buenos
> > Aires, y ellos comienzan a darse cuenta del poder inmenso del PX.
> > Barrera militar a la entrada.
> > Fila de carros detenidos.
> > Revisión general, de documentos, maletas, bolsas, personas.
> > Atardece.
> > Hay ametralladoras y fusiles por todos lados.
> > Se aproxima al Variant un gorila uniformado, con una pistola 45 en la
> > mano.
> > Coloco la cabeza fuera de la ventanilla y con mi voz seria y metálica de
> > profesor le digo.
> > - ¡Buenas tardes!.-
> > El sujeto me mira a la cara, nos detalla, se coloca firme, responde con
> > unas buenas tardes sorprendido, y dice.
> > - Pase, por favor.- hace un gesto en dirección a los otros y les grita.
> > - ¡Que pase el coche verde! ¡Dejen pasar al coche verde!.-
> > - ¡Gracias!.-
> > - ¡Por nada, señor!.-
> > Y así pasamos solemnemente entre otros carros que estaban siendo
> > revisados.
> > Abraham me pregunta.
> > - ¿Es seguro que nunca has pasado por aquí antes?.-
> > Ramón, sentado a mi lado, me da una palmada en la pierna y con un gesto
> > mordaz dice.
> > - ¡Que pase mi general! ¿Cómo está mi general? ¡Que tenga buen viaje mi
> > general!.-
> > Reímos todos.
> > ¡Rayos!. ¿Será que tengo tanta cara de militar?
> > Si alguien mas me confunde con militar, trataré de hacerme una cirugía
> > plástica.
> > Siento un gran afecto por los tres chilenos, a pesar de conocernos apenas
> > hace pocas horas, tenemos la impresión de que nos conocemos de toda la
> > vida. Comentamos sobre eso.
> > Llegamos a Corrientes a la 1 y 30 de la madrugada.
> > Por turnos, la Ronda Internacional de la Amistad desde Buenos Aires, han
> > permanecido en sus radios, acompañándome por todo el camino.
> > Digo a Néstor que me estoy aproximando a la ciudad.
> > El llama a sus familiares por teléfono, para que alguien me espere a la
> > entrada de la ciudad.
> > Puesto policial.
> > Orden de parar.
> > Se aproximan dos policías uniformados y un sujeto de civil.
> > Uno de los policías me pregunta de donde vengo.
> > - De al ciudad de Rancharia, en el Estado de Sao Paulo, Brasil.-
> > El sujeto de civil dice:
> > - ¿Algo como Lobo Azul?.-
> > - Si, estación Lobo Azul, operador Lenin, ¿y tu quien eres?.-
> > - Me llamo Henri, soy el esposo de la prima de la esposa de Néstor y
> > estoy aquí esperándote, ¿Cómo fue el viaje?.-
> > Le presento a los chilenos y seguimos su carro hasta el garaje donde Ramón
> > había dejado su Brasilia.
> > Me despido de Ramón, Abraham y Eduardo.
> > Como es triste despedirse para siempre.
> > Sigo al pequeño Fiat 600 de Henri, hasta la casa de la familia Rodríguez,
> > donde están esperándome.
> > He conducido por mas de 22 horas.
> > Necesito tomar un baño, dormir un poco, porque todavía me faltan mas de
> > 1000 kms para llegar a Buenos Aires y quiero salir temprano, para poder
> > ver las cosas a la luz del día.
> > Estaban esperándome con un asado.
> > Recepción calurosa. Abrazos y besos por todos lados.
> > Tantas demostraciones de afecto me ponen tímido. Un buen baño y ropas
> > limpias me reaniman, una loción de afeitarse siempre da una sensación
> > refrescante.
> > Ninguno de ellos es PX, y comentan admirados la gran amistad que existe
> > entre Néstor y yo, porque este había pasado por allí un día cuando iba a
> > Rancharia y otro cuando volvió.
> > Néstor, le había hecho muchos comentarios sobre mí, y todos querían
> > conversar conmigo.
> > La familia Rodríguez toda reunida a mi vuelta, mas vecinos y amigos, todos
> > queriendo conversar con el brasileño .
> > El asado estaba delicioso, comí cosas que nunca había probado, y los vinos
> > más sabrosos que se puedan imaginar.
> > Carne, vino, vino, carne, un gran calor humano que aquella gente me
> > brindaba, preguntas sobre Brasil, admirados por que hablaba muy bien el
> > español, y así pasamos el resto de la noche..
> > Mi cuerpo estaba cansado, muy cansado.
> > Sin que ninguno hubiese dormido, de mañana, me mostraron la ciudad.
> > ¡Linda! El gran río Paraná que supe recorría miles de kilómetros, cruza la
> > ciudad, románticas plazas, largas avenidas, todas arborizadas, bien
> > cuidadas, Henri me cuenta que allí se realiza anualmente un torneo
> > internacional de pesca del dorado.
> > Después de almorzar me dejan partir.
> > Converso con Néstor por teléfono, me están esperando y como pronto estáré
> > a menos de mil kilómetros de Buenos Aires, no será posible comunicarnos
> > mas directamente por el PX.
> > Salgo a mediodía.
> > Me despiden a la salida de la ciudad, con mil recomendaciones para que
> > tenga cuidado en la carretera, besos y abrazos.
> > Parto conmovido.
> > Carreteras infinitas a mi frente.
> > Tengo la impresión que el país entero es plano como una mesa.
> > El viejo Variant continua sin problemas, devorando kilómetros a altas
> > velocidades.
> > Solo en el carro me pregunto varias veces si es cierto esto que está
> > ocurriendo.
> > ¡De repente, tengo un sobresalto! Mi cuerpo tiembla como si estuviese
> > recibiendo un choque eléctrico. ¡Me asusto!.
> > Me doy cuenta que estoy muy, muy cansado y estaba manejando
> > automáticamente, mientras mi mente vagaba por regiones abisales.
> > Me esfuerzo en permanecer alerta, sería muy desagradable sufrir un
> > accidente, solo, sin mucho dinero y en un país extranjero.
> > Paro en la estación de servicio, lleno el tanque de gasolina, y me tomo el
> > café más horrible que halla probado en mi vida.
> > Prosigo el viaje, ya cae la noche.
> > ¡Cómo estoy cansado, mi Dios!
> > Pero si me detengo para descansar un poco, no podría continuar el viaje.
> > Enciendo el PX, hago contacto con una estación de Venezuela, pregunto si
> > pueden sintonizar la frecuencia 27.675, y verificar si algún integrante de
> > Ronda está a la escucha.
> > Varios de ellos están.
> > La estación venezolana gentilmente hace el puente entre Ronda y yo.
> > Preguntan dónde estoy, si esta todo bien, lo que he encontrado en
> > Argentina, como esta el carro, a que velocidad voy andando, que están
> > ansiosos por verme.
> > Néstor me dice que junto a otros integrantes de Ronda me van a esperar
> > en el Complejo Zarate Brazo Largo que se encuentra a unos 80 kms. de
> > Buenos Aires.
> > Calculamos que debía llegar allí a la medianoche.
> > Apago el PX.
> > Una enorme luna amarilla ilumina todo.
> > La carretera está desierta. Raramente me cruzo con algún carro.
> > La aguja del velocímetro marca 150 kms. por hora.
> > ¡Me asusto!
> > Disminuyo.
> > Majestuoso, a mi frente, un largo río. Aguas mansas. Negras piedras.
> > Estaciono. Me bajo, La noche es caliente.
> > Hay un camino hasta la orilla. Nadie.
> > Me desnudo completamente y entro al agua.
> > Es una delicia. Profunda.
> > El cuerpo se alegra con los movimientos. Nado un buen trecho.
> > Me zambullo. Parece que estoy en otro planeta.
> > Vuelvo nadando lentamente. Me siento sobre una piedra.
> > Fumo un cigarrillo.
> > . I am looking for the face I had, before the world was made
> > Me visto sin secarme y continuo el viaje, me siento mucho mejor. Estoy a
> > menos de 30 kms. de Zarate Brazo Largo , me contacto con Néstor
> > nuevamente, me dice que hay un puesto de peaje, (el único que encontraré
> > en todo el camino) y ellos están esperándome del otro lado.
> > Medianoche.
> > He conducido por casi 36 horas, y acumulado mas de 50. Sorprendentemente
> > no me siento ya tan cansado.
> > La mente esta clara y alerta y con una expectativa muy grande.
> > Imagino que deben estar Néstor, su esposa Susana, Marta y Milton, y tal
> > vez Graciela y Luis, esperándome.
> > Puesto de peaje.
> > Todo iluminado.
> > Llamo a Néstor por la radio para avisarle que voy a cruzar el peaje.
> > Nadie responde.
> > Llamo nuevamente. Nada. Silencio total.
> > Quedo intrigado, imaginando que estará ocurriendo.
> > Atravieso el peaje.
> > Enfrente hay un canal.
> > A la derecha un inmenso gramado, después la pista.
> > En el gramado, hay 22 carros estacionados lado a lado, y todos al mismo
> > tiempo, comienzan a sonar sus bocinas y a parpadear sus luces.
> > Hay mas de 60 personas esperándome, desde horas, en ese lugar.
> > Emoción intensa. Ensordecedora recepción.
> > Detengo mi Variant junto a ellos.
> > Me bajo.
> > De brazos tomados, forman un cordón, y hacen un circulo a mí alrededor.
> > Algunos lloran.
> > Tengo lagrimas en los ojos.
> > Sobresaliendo entre todos, el inmenso Néstor.
> > ¡Mi querido amigo Néstor!
> > Tan enorme y tan sensible.
> > ¡Cómo es bueno tener amigos!
> > Néstor se adelanta. El peligroso abrazo produce algunos crujidos
> > alarmantes en mi tórax.
> > - ¡No lo mates Néstor!.- grita Luis.
> > Todos me abrazan y besan.
> > Era extraño y emocionante, oír aquellas voces tan conocidas a través de la
> > radio y abrazar los cuerpos a los que le pertenecían, estrecharles las
> > manos y conocerlos finalmente.
> > Graciela, estación Cruz del Sur, llora como si le hubiesen matado a toda
> > la familia, era pequeña y gordita.
> > Milton, estación Ala, rubio, delgado, de mi altura, de brazos fuertes y la
> > misma voz metálica y bien timbrada que se oía por la radio.
> > Marta, estación Venus, muy bonita, cabello claro, me abraza y besa ambas
> > mejillas.
> > Don Turi, padre de Graciela, 74 años, pequeño, cabellos blancos, que
> > revelaría una fuente inagotable de chistes y buen humor.
> > - ¿Por qué me hiciste esperar tanto? ¡Estamos aquí desde las nueve!.-
> > Y así se fueron sucediendo besos y abrazos, las bocas brindaban un amor
> > inmenso, que reinaba en aquel lugar, en aquel momento, en aquella
> > madrugada.
> > La mayoría de los integrantes de la Ronda Internacional de la Amistad ,
> > acompañados de sus familias, habían ido a esperarme.
> > ¿Consigues imaginarte eso, Eunice? ¿Todavía estas acompañándome, mi
> > querida prima? ¡Si todavía estas leyéndome, eres una virtuosa, Eunice!
> > Bien, Néstor toma el volante del Variant, y vamos en caravana, todos para
> > su casa. Vive en la propia Capital Federal.
> > Su residencia es grande, un inmenso patio trasero, con varias mesas y
> > sillas, una parrilla, una pequeña piscina, y varios pequeños postes de
> > hierro, donde cuelgan las luces, iluminando todo, como si fuera una
> > pequeña plaza.
> > Un asado me espera.
> > Don Turi es el churrasquero.
> > Después de bañarme y afeitarme, me siento bastante bien, pero si cierro
> > los ojos, continuo viendo asfalto sin fin, entrándome por la cabeza.
> > Todos a las mesas. Vino, carne, vino, vino.
> > Una fiesta.
> > - Que hable el presidente.- grita Luis varias veces.
> > Néstor se levanta. Silencio total. Espero. Ernesto, toma posición con una
> > filmadora de video-casette, ayudado por alguien que sostiene las dos
> > fortísimas lámparas que iluminan toda la cena.
> > Néstor me llama a su lado.
> > Hace un discurso emocionado de bienvenida, y pide que cada integrante de
> > Ronda se levante, venga a abrazarme, diga algunas palabras y seguidamente
> > sus respectivas esposas hagan lo mismo.
> > Todo esta siendo filmado, para la posteridad, según Néstor.
> > Uno por uno, todos me abrazan, dicen todo lo felices que están por que
> > estoy allí y se colocan a mi disposición, para todo lo que necesite.
> > El asado continua.
> > Vino, vino, carne, vino, vino, vino.
> > No estoy acostumbrado a beber.
> > De repente, mi mesa comienza a girar.
> > Fijo los ojos en ella, para.
> > Estoy al borde del desastre, pienso yo.
> > El asado termina a las ocho de la mañana.
> > ¿Hace cuanto tiempo que no duermo?
> > Hacen años luz.
> > - Néstor, amigo mío, me gustaría tomar un baño y descansar.-
> > - ¡Sí claro!, Susana ya ha preparado un cuarto para ti, con todas las
> > comodidades, quiero que te sientas en tu propia casa, igual que como yo me
> > sentí en la mía cuando estuve en Rancharia.-
> > En ese momento entra Susana, acompañada de Juan Carlos e Isabel, su
> > esposa.
> > Me abrazan y besan.
> > Los miro aturdidos.
> > - Perdona Lenin, por no haber podido ir a recibirte con los otros
> > compañeros de Ronda, pero estaba trabajando.-
> > - Isabel va a hacer un almuerzo especial en tu homenaje, por eso vinimos
> > a buscarte y a Néstor y Susana, ¿Vamos?.-
> > ¿Cómo negarme?
> > ¿De que manera, decir que estaba casi teniendo un colapso de cansancio,
> > debido a tantas expresiones de cariño y amistad?.-
> > - Muy agradecido Juan Carlos, espera que tome un baño.-
> > Hago un esfuerzo desesperado para no dormirme dentro de la bañera, y
> > acabar ahogado.
> > El almuerzo termina a las cuatro de la tarde.
> > Volvemos a casa de Néstor.
> > Ya estaba entrando en pánico. ¡NECESITABA DORMIR!
> > Ya no conseguía acompañar la conversación que me dirigían, a veces les
> > respondía en portugués.
> > Llegamos.
> > Graciela y Luis nos estan esperando.
> > Me abrazan fuertemente, con un cariño muy grande.
> > Gracielita permanece abrazada conmigo largo rato y me dice.
> > - Lenin, estoy preparando una típica comida argentina en tu honor, y
> > hemos venido a buscarte, como también a Néstor y Susana. Ya varios
> > integrantes de Ronda están allá. ¿Vamos?.-
> > - Me gustaría tomar un baño antes. .-
> > Casa de Graciela.
> > En un salón amplio unas diez personas conversan.
> > Cuando entro, me aplauden.
> > Cubriendo toda la extensión de una pared, hay una enorme bandera de
> > Brasil.
> > No imagino donde habrían conseguido eso.
> > Todos quieren conversar conmigo.
> > Marta habla conmigo en francés e ingles, los otros solo hablan español.
> > Una pareja toca música folclórica argentina bellísima. Algunos cantan.
> > Vino, vino, vino. ¡Que delicioso es!. Mientras más tomo ese vino, mas
> > ganas tengo de tomarlo.-
> > Vino blanco, vino tinto, vino seco, bebo de todos.
> > Me piden que cante.
> > No tengo voz para eso, respondo.
> > ¡Canta algo para nosotros!
> > Me subo en una mesa, alguien toca suavemente una guitarra.
> > He llegado muy lejos, una canción en portugués que marcó mi infancia brota
> > de mis labios en español:
> >
> > Si esta calle,
> > si esta calle
> > fuera mía,
> > yo mandaba
> > yo mandaba aquí a poner,
> > mil piedritas
> > mil piedritas
> > de brillantes,
> > solo para, solo para
> > usted pasar...
> > En esta calle
> > En esta calle
> > hay un bosque,
> > que se llama,
> > que se llama soledad,
> > dentro de él,
> > dentro de el vive un ángel,
> > qué robó, qué robó mi corazón...
> > Si robé, si robé tu corazón,
> > tu robaste, tu robaste
> > el mío también.
> > Si robé, si robé tu corazón,
> > es porque, es porque
> > te quiero yo!...
> >
> > Y entonces las luces del salón se me apagan.
> > Después me cuentan todo.
> > Después de cantar, comencé a hablar en alemán con Néstor.
> > Este se acercó a tiempo para agarrarme, mientras me caía lentamente de la
> > mesa. No recuerdo nada de eso. Me dijeron que mi cuerpo estaba helado, el
> > rostro muy pálido y no respondía a nada.
> > Néstor llamó a un amigo suyo, diciéndole que viniera urgente, pues un
> > amigo se había desmayado en la fiesta y continuaba inconsciente.
> > Estoy acostado en una cama con todos a mí alrededor.
> > El medico llega.
> > Me ausculta. Toma la tensión. Con un farito de luz examina mis ojos. Yo
> > estoy en la oscuridad.
> > Ellos me repiten mas tarde entre risas, el dialogo entre ellos y el
> > medico.
> > - Tengo que hacerles unas preguntas.-
> > - Diga doctor.-
> > - ¿Este amigo de ustedes consume drogas?.-
> > - Claro que no doctor, es una persona decente y respetable.-
> > - Conozco muchas personas decentes que consumen drogas. ¿Están seguros
> > que no lo hace?.-
> > - Si, estamos casi seguros.-
> > - ¿En que trabaja?.-
> > - Es profesor.-
> > - ¿Da clases aquí en Buenos Aires?.-
> > - No, da clases en Brasil, es brasilero.-
> > - ¿Hace cuanto tiempo esta aquí?.-
> > - Bueno, él salió de allá el día 25 en al madrugada, pasó por Corrientes,
> > manejó por mas de 36 horas, llego acá a la casa de Néstor como a las dos
> > de la mañana del día 27. Es así.-
> > - ¿Y desde que llegó que ha estado haciendo?.-
> > - A su llegada lo esperamos con un asado, que duró el resto de la noche,
> > después hubo un almuerzo en casa de Juan Carlos, después una cena en casa
> > de Graciela, después. .-
> > - ¡Un momento!, me están diciendo que este hombre atravesó casi la mitad
> > del continente manejando, ha estado unas 80 horas sin dormir, y desde que
> > llegó ustedes lo han llevado de una fiesta a otra, haciendo que tome
> > litros y litros de vino, cosa que probablemente no está acostumbrado, ¿Sin
> > dejarlo dormir un minuto desde que llegó?.-
> > - Si, es la verdad doctor.-
> > - Espero nunca hacerme amigo de ustedes.-
> > - ¿Por qué doctor?.-
> > - ¡Banda de cretinos! ¿Quieren matar a su amigo con tanto exceso de
> > atenciones? Él debe tener una resistencia de dinosaurio para haber
> > aguantado todo eso. No se preocupen. Él esta bien. Simplemente déjenlo
> > dormir hasta que se despierte por sí solo. Calculo que irá a dormir por
> > dos días. Cuando se despierte, denle de comer algo suave. No hagan ruido.
> > Déjenlo dormir.-
> > ¡Dormí dos días y una noche!.-
> > Desperté por la mañana, de no sé que día.
> > Cuarto extraño. Paredes extrañas. Cama extraña.
> > De repente, veo a Néstor frente de mí, observándome.
> > Sorprendido, le pregunto.
> > - ¿Qué estas haciendo aquí? ¿Cuándo llegaste?.-
> > - Lenin, estoy en mi casa. Quien llegó fuiste tu. Estas en Buenos Aires,
> > Lenin.-
> > Entonces, enturbiadamente, me viene todo a la mente.
> > En ese momento entra Susana, con una taza de té y tostadas, en una
> > bandeja.
> > Extiendo el brazo para tomar la bandeja, y donde debería estar mi mano,
> > hay un trozo de tela que cuelga, ¡Mi corazón casi se me salta! Doy un
> > grito asustado.
> > Me percato entonces que estoy vestido con un pijama, de Néstor, donde
> > caben holgadamente tres igual que yo.
> > Ellos se ríen a carcajadas.
> >
> > Vamos a visitar a Mario, estación Curuya.
> > Néstor regresa y yo me quedo un día y una noche en casa de Mario.
> > Mario me cuenta cosas aterradoras de la Guerra de las Malvinas.
> > Me dice que el pueblo fue engañado todo el tiempo, pues era informado que
> > estaban ganando la guerra hasta el ultimo instante, cuando ya no era
> > posible esconder que el asesino Menéndez se había rendido junto a 14000
> > soldados a las fuerzas inglesas.
> > Mario me cuenta que después de la guerra, un ciudadano que fue a comprar
> > una barra de chocolate para su hijo encontró allí una carta para un
> > soldado de las Malvinas. Otro fue a comprar una chaqueta, en una tienda,
> > una chaqueta de invierno, y en el bolsillo de ella encontró un boleto para
> > un soldado de las Malvinas.
> > El gobierno militar había vendido, a grandes mayoristas del comercio, los
> > donativos que el pueblo argentino había dado para ayudar a las tropas en
> > el Atlántico Sur, y robado el dinero indudablemente.
> > ¡Vivan las cuentas secretas en Suiza!
> > Simplemente repulsivo, inconcebible, despreciable.
> > Pasamos un tiempo hablando de política, lamentando las situaciones de
> > nuestros respectivos países, rechazando las dictaduras y detestando, por
> > siempre, a los ingleses, piratas del mundo.
> > Néstor vino a buscarme.
> > Al otro día, temprano en la mañana, me lleva a mostrarme Buenos Aires.
> > La verdad, no me gustan las ciudades grandes. Mi elemento natural son las
> > plantas, los ríos, las piedras con todo su encanto primitivo, su paz, su
> > silencio.
> > Pero, Buenos Aires es linda.
> > Néstor me va mostrando todas las cosas. Largas avenidas, teatros, cines,
> > un puerto, ocupado por tropas militares, pasamos por el frente de un
> > imponente edificio, donde esta escrito Ministerio de la Economía
> > Argentina .
> > - ¡Mira Lenin! Hasta las letras se caen de vergüenza.-
> > Me río.
> > De súbito una inquietud va creciendo dentro de mí. Algo indefinido, como
> > un vago presagio de peligro.
> > Andando solo en la selva muchas veces había sentido esa sensación. Me
> > pongo inmediatamente alerta. Los músculos se me endurecen. Pero dentro del
> > Ford Falcón está todo en paz.
> > Entonces llegamos a La Plaza de Mayo
> > Y yo las vi.
> >
> > Vi Las Madres de la Plaza de Mayo
> > Con los pañuelos en la cabeza, caminando lentamente por la plaza,
> > silenciosamente.
> > Algunas, mayores se apoyan en las otras.
> > Un dolor inmenso va agolpándose dentro de mi pecho.
> > Llevan en sus manos, grandes pancartas con los nombres y las fotos de sus
> > hijos desaparecidos por la represión.
> > Todas tienen en su rostro la misma expresión de profunda tristeza, de
> > desesperación, de la fatalidad irremediable.
> > Un puño invisible aprieta mi garganta.
> > Estas tienen en sus pancartas fotos de niños de brazos, que podrían ser
> > mis hijos, de una muchacha bonita que podría ser mi novia, mi amante, mi
> > hermana, mi amor.
> > De repente, todas tienen un vago parecido, con mi propia madre.
> > Las miro en silencio.
> > Una lagrima se me escapa y rueda por el rostro, y otra, y otra más.
> > ME SIENTO VIOLADO, LACERADO EN MI PROPIA CONDICION DE SER HUMANO.
> > NECESITO VACIAR PEINES Y PIENES DE BALAS, SENTIR LOS RETROCESOS DEL RIFLE
> > SALTAR EN MIS HOMBROS EN CADA DISPARO, ES NECESARIO MATARLOS A TODOS UNA Y
> > MIL VECES, ES PRECISO VENGAR EN SANGRE MAS DE 30 MIL HERMANOS ASESINADOS.
> >
> > Néstor pone la mano en mi hombro.
> > - Néstor, ¡necesito abrazar esas mujeres¡, ¡preciso decirles que las
> > amo!, alabar su valor, Necesito hablar con ellas, Néstor.-
> > - ¿Estas loco? Es peligroso acercarse a ellas. Es mejor irnos Lenin.-
> > - NO.-
> > Me dirijo hacia las madres.
> > Néstor toma mi brazo. Intento soltarme. No lo consigo. Coloco el pulgar en
> > su muñeca. Me suelta. Estoy en la Plaza. Levanto el puño en dirección a la
> > casa Rosada y grito.
> > - ¡ASESINOS! ¡COBARDES! ¡MALDITOS! ¡HIJOS DE PUTA!.-
> > Néstor inmoviliza con una llave mi brazo. Con la otra me agarra por la
> > cintura y me lleva cargado hasta el carro.
> > - ¡Lenin, por Dios hermano! ¡Vamonos de aquí!.-
> > Sentado dentro del Falcón lloro.
> > Lloro todas las lagrimas que nunca había llorado.
> > Pongo la cara en el pecho de Néstor y lloro convulsivamente. Néstor me
> > abraza, besa mi rostro, me envuelve en sus brazos como si estuviese
> > mimando un bebe y llora también.
> > En la noche, casi no consigo conversar con los amigos. Me siento
> > espiritualmente enfermo.
> > Entre mis cosas, hay siempre papel y lápiz, comienzo a escribir.
> >
> > Para ti, madre de la Plaza de Mayo...
> > Yo también soy tu hijo,
> > Madre de la Plaza de Mayo.
> > Como somos tus hijos
> > todos nosotros,
> > los hombres que tenemos
> > una conciencia libertaria!...
> > En mi país, Madre,
> > no tenemos una Plaza de Mayo.
> > Y tampoco hace falta,
> > pues todo el país Madre,
> > es una inmensa Plaza de Mayo!...
> > Tu dolor,
> > Madre de la Plaza de Mayo,
> > es el dolor de todos los que sueñan
> > con la libertad, la igualdad y la fraternidad.
> > Tu dolor, Madre,
> > es el dolor de la propia democracia,
> > siempre amenazada,
> > por los uniformes y las botas.
> > Lloro contigo, Madre,
> > el desaparecimiento de tus hijos,
> > mis hermanos Y hermanas argentinos,
> > y te nombro Madre,
> > porque sé
> > que si yo hubiera nacido en tu país,
> > mi pobre madrecita,
> > estaría junto a vosotras,
> > en la Plaza de Mayo,
> > preguntando por mí...
> >
> > Al otro día temprano, salimos para Mar del Plata, son 400 kilómetros desde
> > Buenos Aires.
> > En el camino, veo un maravilloso campo de girasoles con decenas de
> > kilómetros de extensión. Bello. La carretera es la misma monotonía plana.
> > Llegamos.
> > La ciudad es bellísima. Limpia. Colorida.
> > Se encuentra llena de turistas.
> > La casa de veraneo de Néstor es acogedora.
> > Él me llama hasta la puerta delantera y me dice.
> > - Mira, fue desde este lugar, en la posición que esta el carro, que
> > tuvimos nuestro primer contacto por la radio aquella madrugada. ¿Quién
> > podía imaginar aquella noche que terminaría yendo para Rancharia y tu
> > viniendo para acá?.-
> > En la tarde vamos para la playa.
> > Arena gruesa, amarilla.
> > Millares de personas dentro del agua.
> > Mar calmado. Néstor sube sobre una roca negra.
> > Siguiendo hasta lo alto de la roca, salta al agua, 2 metros abajo. Se
> > aparece enfrente de mí.
> > - Vamos, salta, quiero ver si sabes nadar.-
> > Contengo la respiración y salto.
> > La temperatura del agua es de 6 grados centígrados. El choque es tan
> > violento que se me corta la voz. Nado rápidamente hacia afuera. El viento
> > empeora todo, mi cuerpo se va poniendo azul. En un radio de 200 metros
> > pueden oírse mis dientes rechinando. No consigo hablar. Néstor coge una
> > toalla y comienza a frotarme, arrancando casi pedazos del cuerpo.
> > Me lleva hasta un bar y me hace beber una dosis doble de cognac.
> > Entretanto me dice.
> > - ¡Rayos! Si que me das trabajo. Primero no aguantas tomarte media copa
> > de vino, después enfrentas solo a toda la represión argentina, y ahora vas
> > a nadar y casi te ahoga. ¡Que barbaridad!.-.
> > - Néstor, ¿Cómo pueden bañarse en un agua tan fría?.-
> > - Estamos acostumbrados.-
> > En la noche vamos al casino.
> > Enorme, imponente, majestuoso.
> > Por dentro, escenario de películas.
> > Tapetes rojos y cortinas rojas en todo el lugar. Por primera vez entro a
> > un casino.
> > Néstor me explica como funcionan las cosas, dejándome en la mesa de la
> > ruleta, va a otro recinto a probar suerte con las cartas.
> > Coloco una ficha sobre un número de la mesa. Pierdo. Otra ficha. Pierdo
> > nuevamente. Paro de jugar y me quedo observando. Miro absorto sobre los
> > números de la mesa y de repente, uno de los números parece brillar
> > intensamente entre los otros. Miro mejor. Todo normal. Deposito una ficha
> > sobre el numero. Gano. Recibo una porción de fichas.
> > Juego nuevamente. Pierdo varias veces. Dejo de jugar. Contemplo nuevamente
> > absorto la mesa y un numero brilla rápida e intensamente entre los otros.
> > Coloco una ficha sobre él. Gano.
> > Estoy intrigado. Intento nuevamente mirar bien la mesa. Nada ocurre. Dejo
> > pasar varias rondas sin jugar. Intento otra vez. Por una fracción de
> > segundos un numero sobresale nítidamente entre los otros. Juego. Gano.
> > Estoy asombrado.
> > Percibo que entre una mirada y otra hacia la mesa sin enfocarla
> > directamente, es necesario dejar pasar varios minutos, como para
> > descansar .
> > Comienzo a ganar ininterrumpidamente.
> > Paso a atraer la atención.
> > Dos horas después ya no tengo donde guardar las fichas, están repletos los
> > bolsillos de la camisa, de los pantalones y de la chaqueta.
> > Aparece Néstor.
> > Ha perdido bastante dinero en las cartas.
> > Me pregunta como me esta yendo. Le pido que me ayude a contar las fichas.
> > No consigue creerlo. Las cuenta. Es mi oportunidad de quedar boquiabierto.
> > No imaginaba que fueran tantas. En menos de dos horas, había ganado el
> > equivalente a varios meses de mi sueldo como profesor.
> > Estoy entusiasmado. Quiero jugar más.
> > Néstor me dice:
> > - Ya no vas a jugar mas.-
> > - ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo? Imagínate que descubrí un sistema que. -
> > - Conozco todas los detalles sobre sistemas, vamos afuera que quiero
> > mostrarte una cosa.-
> > Bajo mis protestas soy arrastrado hacia las afueras del casino.
> > Del otro lado de la calle, hay una inmensa tienda, que está abierta las 24
> > horas del día.
> > Vende de todo. Calculadoras, relojes, televisores, y hasta motocicletas.
> > Todo de segunda mano. Entramos. Pregunto los precios de las cosas. Es todo
> > muy barato. Algo extraño.
> > Néstor me explica que los dueños de la tienda son brasileños, y me pide
> > que le pregunte quienes son sus proveedores.
> > Sonriendo, me dice que sus proveedores son los jugadores del casino, que
> > después de perder lo que tienen y lo que no, empeñan en la tienda, sus
> > bienes personales que le quedan en la casa, para seguir jugando. Después
> > de 30 días, los dueños de la tienda entran en posesión legal de todo los
> > objetos y los venden.
> > Quedo impresionado.
> > Néstor me dice:
> > - Es lo que estaba pasando contigo, lo llamamos enganche . Luego
> > comenzarías a perder sin parar y acabarías viniendo a dejar el Variant
> > aquí en esta tienda, y tendrías que irte a Rancharia de pasajero. Por eso
> > te traje acá.-
> > Contrariado, aun no muy convencido de que mi suerte fuera a cambiar. Eran
> > las tres de la madrugada, había un frío horrible, por lo tanto volvimos a
> > casa.
> > Al otro día, regresamos a Buenos Aires.
> > Ultimo día en Buenos Aires.
> > Durante todo el día un asado de despedida para mí en casa de Néstor.
> > Están todos los que me habían esperado cuando llegué.
> > Se me aprieta el corazón el tener que irme ahora, pero dentro de 5 días
> > comienzo a dar clases.
> > Estamos todos tristes. Yo mas que todos.
> > Cuanto cariño, cuanta amistad y ternura me habían brindado esa gente.
> > Que sensación extraña, libera la gente al no tener que reprimirse
> > afectivamente, no es necesario reprimirse emocionalmente, poder abrazar y
> > besar a alguien es menos turbador.
> > ¡Argentina! ¡Argentina! ¡Cuantas lecciones de amor me ha dado esto!
> > Medianoche. Hora de partir.
> > Gracielita llorando, me dice
> > - Lenin, gracias por haber nacido.-
> > - Eso se lo tienes que agradecer a la madre.- responde Luis, entre risas.
> > Abrazo y beso a uno por uno.
> > Muchos lloran. Alguien comienza a tocar una guitarra. Y todos a coro
> > comienzan a cantar muy suavemente.
> >
> > Por esa calle a lo largo
> > llorando estoy...
> > No hallo lo que yo busco
> > mas bien me voy...
> > Te vas,
> > Te vas,
> > Te vas...
> > Llorando estoy...
> >
> > A los señores presentes
> > llorando estoy,
> > disculpen lo mal cantado
> > mas bien me voy...
> >
> > Es imposible retener las lagrimas.
> > Néstor y otros me acompañan hasta la salida de Buenos Aires.
> > Despedida final. Los pedidos e invitaciones para que vuelva siempre que
> > pueda.
> >
> > También los invito para que vengan para Brasil, porque quiero retribuirles
> > todo lo que hicieron por mí.
> > Camino de regreso.
> > Esta vez no paso por Corrientes. Vengo manejando hasta las fronteras con
> > Brasil, hasta las Cataratas de Iguazú, donde llego a la otra noche.
> > Atravieso en la ultima barca. Ya del lado brasileño, duermo aquella noche
> > dentro del Variant. Al otro día a las dos de la tarde llego a la casa. El
> > viejo Variant ha rodado mas de 5 mil kilómetros, siempre en alta
> > velocidad, sin pinchar ni un neumático, y sin presentar el más mínimo
> > problema eléctrico o mecánico.
> > De recuerdo, muchas fotos y varias cintas de bellísima música, que me han
> > regalado.
> > Bueno, Eunice, aquí termino esta pequeña carta, que hace tiempo estaba
> > intentando escribirte.
> > Si has tenido el heroísmo de leerla hasta aquí, te lo agradezco mucho.
> > Ahora. ¿Por qué he escrito todo esto para ti?
> > Porque soy tu incondicional lector y admirador. Y me haría muy feliz
> > recibir unas pocas líneas tuyas, informándome si has recibido este
> > escrito, porque tengo tanta desconfianza de nuestro correo.
> > ¿Qué mas quería decirle?
> > ¡Ah! ¡Sí! Compra un PX.
> >
> > Un afectuoso abrazo de tu primo y amigo.
> >
> > Lenine.
> >
> >
> >
> >
> >
>
> >
>
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